jueves, 26 de junio de 2014

Paisajes


Decía Aurelio en el Rastro, con más convicción que fortuna, con una soberbia voz, y sin mayor reparo: "Aunque no vayamos a la Iglesia, las cosas que huelen a sacristía siempre nos convienen";  se refería no a los objetos del culto ni a las imágenes -cuyo tráfico sería simonía y  eso es pecado de los gordos- sino a objetos de temática sacra que por azar o destino acababan en su lote del Rastro y,  ya se sabe, había que procurar beneficios.
Las Iglesias siempre son buena compañía, del paisaje o de la soledad; al final siempre acabamos en ellas y de un modo u otro sus piedras son nuestros cimientos. El camino de hoy que emprendimos Enric, Joan y yo,  acabó en un santuario de piedra, del siglo quince, para más datos, allí se venera Nuestra señora la Virgen de los Socorros, que quiere decir del auxilio, o sea, que es la advocación adecuada al desespero más pertinaz. Las piedras de iglesia son elocuentes, cuentan historias. Estas de hoy son de granito, y huelen a sacristía, y convienen, como decía Aurelio. Convienen a los sentidos que se ven agasajados por la ruda suavidad de sus texturas, ásperas, terrosas y grises, y  convienen al espítitu que se encarama desde ellas del terreno a los cielos. Nuestro santuario es conocido por El Corredor, pues, como indica el topónimo, por su camino se grafía la senda que comunica dos sierras y dos comarcas, una de mar y otra de interior, habiendo sido corredera de paso secular entre pueblos. No pudimos entrar dentro, las capillas de la cristiandad aparecen cerradas donde antaño no había puertas, bueno puertas las hubo siempre, pero solían estar o abiertas o había alguien con la llave, que al caso viene a ser lo mismo, hoy ni lo uno ni lo otro, cierre a cal y canto.
El paisaje del lugar es el del pino, con encinar, algún roble despistado y mucho alcornoque, mata baja, estepa, yerbas de olor y flores. No será la última vez que vayamos, nos dijeron que puede tomarse en fin de semana y en el restorán contiguo, una carne braseada de calidad y unas alubias como dios manda, lo provaremos,  aunque no deberíamos propasarnos con los yantares quienes cercanos a la cinquentena tenemos por malos amigos a los excesos.

1 comentario:

  1. Las piedras comunican y mucho, proceden del pasado, persisten en el presente y si nos dejamos aconsejar por ellas no cometeríamos tantos errores sociales, los pilares del presente proceden del pasado para conformar el futuro. El recogimiento de una iglesia es una bendición, a mí me entusiasma la historia de los cátaros.


    ¡Cuidado, David con los yantares!, Gracias de nuevo por tan divertidos artículos. Saludos. Teresa.

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